viernes, 11 de julio de 2008

Considerándos de la falta de regulación en la campaña política salvadoreña


No es nada gracioso que día a día tengamos que soportar el martirio de la ilegal y extemporánea campaña política que promueven los diferentes partidos políticos de El Salvador, en especial Arena y el FMLN.

No se crea tampoco que los demás no hacen nada.

Hacen lo que pueden y se valen de los medios que pueden para no malgastar su pisto de forma anticipada. Se valen de la coyuntura y del apoyo de una gran cantidad de medios urgidos por levantar sus ratings y promover la figura del candidato arenero y de tratar de catapultar el último hálito de la gestión de la ya bastante debilitada gestión del bastante sui géneris y cuasi simil de presidente Elías A. Saca.

Y es que ni el PCN, ni el PDC ni el CD ni tampoco el FDR se quedan atrás. Ellos aprovechan cualquier ocasión para promocionar su imagen, ya sea a través de joviales figuras como Will Salgado o el muy célebremente devaluado Ciro Cruz Zepeda o el nada carismático Rodolfo Parker y en mucha menor escala el diputado Durán, ahora del CD y Canjura del FDR.

Caso especial es el FDR que coquetea con todo el mundo para tratar de revivir su ya dañada imagen con los graves hechos de corrupción y traición a la patria con la venta de sus votos a Arena durante la legislatura anterior en lo que se llamaba el bloque G-14 de Ileana Rogel y Celina de Monterrosa, quienes junto a los otros 12 Judas mercantilistoídes vendieron su alma a cambio de un par de dólares más.

No es nada gracioso lo que hacen, tampoco es de aplaudir solo porque el que viole la ley es de nuestra misma línea de afiliación partidaria o dogmática.

Causa estupor, aunque no extrañeza porque se entiende el malentendido concepto de andarle tapando la movidas a sus grandes cheros y secuaces, y que hasta el magistrado presidente del TSE no reaccione ante una franca violación a las leyes de la república.

En este caso el fiscal general sale sobrando porque es de la misma línea de subyugación partidaria.

La Corte Suprema de Justicia, a través del pseudo profesional del derecho y a saber como magistrado de la cámara de lo constitucional Ulises del Dios Guzmán (bastante apartado por cierto de la ambigua fonética de su nombre que presupone el bien y no el mal que dicho individuo manifiesta y cuyo nombre causa bastante hilaridad como producto de los frutos de su gestión), esgrimen un estúpido argumento de que mientras no se pida explícitamente el voto entonces no violan ninguna regulación porque eso no se considera campaña política ni proselitismo.

En buen salvadoreño se puede resumir dicha resolución de esa cámara como algo chavacán, atentatorio contra el estado de derecho y la institucionalidad, perverso, ridículo, promotor de la anarquía social, signo inobjetable de la degradación y putrefacción de los órganos del estado y una verdadera afrenta contra la dignidad de todos aquellos que de forma directa debemos tolerar esta serie de desmanes y que es a través del ejercicio de nuestro sufragio que estos sinvergüenzas se enquistan en las raíces del poder y que una vez ostentan y ejercen sus cuotas de megalomanía se autoidolatran y poco les hace falta para sugerir que a su paso nosotros los cortesanos les debamos rendir pleitesía y adoración.

La constitución nos otorga el derecho a la insurrección pero desafortunadamente no desarrolla ningún instrumento para poder ejercerla, porque creo firmemente que si dicha legislación existiera ya habría sido aplicada por muchos de nosotros que nos indignamos de vivir oprimidos bajos las estructuras de un sistema que se denomina democrático pero que en la realidad no pasa de ser una aberración de lo que se pretende debería haber sido.

Vale la pena destacar que las famosas y nada edificantes prácticas de muchos empresarios y funcionarios de estado que coartan la libertad de sus empleados y les inmiscuyen en actividades proselitistas a cambio de su estabilidad laboral y hasta de su misma seguridad personal.

Les confiscan los DUIs a sus empleados para que no tengan la oportunidad de votar por los partidos de oposición.

Otra práctica nefasta es la que está empleando Arena para tratar de abarrotar el estadio en el evento venidero del próximo domingo para oficializar el inicio de campaña del servil títere de la derecha Rodrigo Ávila. Como que si no hubiera empezado su sucia y bastante deslucida campaña desde hace más de tres años y más recientemente desde noviembre del año anterior.

Deberíamos poner un alto a todo esto y que se respete la ley. Desafortunadamente vivimos en un país en donde le perdonamos lo que sea a los que nosotros apoyamos, aunque se malo.

Vivimos y nos han educado con la subcultura del gengerismo y de la vivianada. Nos han educado a tratar de hacer siempre la mexicana, de bajarnos al vecino, de quitarle la mujer al chero, de hacerle la camita en el trabajo a los amigos, de ser chismositos y pone dedos, de ser sobalebas de los jefes, de gueviarnos aunque sea un lápiz del trabajo, de entrar tarde y que no nos descuenten o faltar el día incapacitados in estar enfermos.

Y con esa cultura llegamos al poder y tratamos de hacer lo mismo: gueviar porque atrás viene gueviando y olvidémonos de lo que tendríamos que hacer por nuestra paga y por nuestro cargo.

Por eso es que hay hospitales desabastecidos de medicinas, escuelas sin maestros y sin pupitres, policías sin pistolas y hasta los inodoros sin papel higiénico, mucho menos se hable del agua potable y de la electricidad.

Los celulares si que sobran. El encarecimiento de los alimentos sobra. La miseria crece. La criminalidad se agiganta. Los auto exiliados hermanos lejanos aumentan cada día, etc. de otros tantos males.

Pero lo que si nos gusta es recibir remesas e inundar metrocentro y las cascadas y otros centros comerciales para gastarnos todas las chirilicas y enjaranarnos con las tarjetas.

Ese es el país que Arena promueve.

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